La cápsula, conocida como "Sarco", fue utilizada por primera vez en septiembre de 2024, lo que desató un intenso debate y llevó al arresto de varias personas, incluido Florian Willet, presidente de la organización suiza The Last Resort, que promueve el dispositivo. La mujer que usó la cápsula, una ciudadana estadounidense de 64 años, falleció en un bosque en la región de Schaffhausen, al norte de Suiza, el 23 de septiembre.

El proceso legal se inició cuando las autoridades suizas arrestaron a Willet y a otros involucrados en el incidente. Si bien algunos de los detenidos fueron liberados poco después, Willet permanece bajo prisión preventiva. Exit International, la organización australiana detrás del desarrollo del Sarco, confirmó que Willet fue la única persona presente durante el fallecimiento de la mujer y afirmó que su muerte fue "pacífica, rápida y digna", aunque estas declaraciones no han sido verificadas de manera independiente.

El uso de la cápsula Sarco ha generado controversia debido a que Suiza cuenta con una de las legislaciones más permisivas en el mundo en cuanto al suicidio asistido, siempre que no exista una intervención externa y que quienes asisten lo hagan sin motivaciones egoístas. Sin embargo, la legalidad de este dispositivo ha sido puesta en duda, especialmente después de que la ministra de Salud suiza, Elisabeth Baume-Schneider, informara al Parlamento que su uso no está permitido bajo las leyes actuales del país.

A pesar de la suspensión de las solicitudes para usar el Sarco, que había recibido hasta 371 peticiones antes del 23 de septiembre, el debate sobre el suicidio asistido y la tecnología detrás del dispositivo sigue en marcha. Philip Nitschke, fundador de Exit International y creador del Sarco, argumenta que la cápsula, fabricada mediante impresión 3D, es una opción legal y digna para quienes desean poner fin a sus vidas, y continúa defendiendo su uso.

La cápsula Sarco está diseñada para permitir que una persona se siente en un asiento reclinable dentro de una cámara sellada, donde al presionar un botón, se libera gas nitrógeno, provocando un estado de inconsciencia y la muerte por asfixia en pocos minutos. Este procedimiento ha sido calificado como una manera indolora de morir, pero ha despertado inquietudes sobre el control y la regulación de su uso.

La situación ha aumentado la presión sobre las autoridades suizas para clarificar su postura legal frente a esta nueva tecnología y su aplicación en el suicidio asistido. Mientras tanto, los grupos que promueven el uso del Sarco han suspendido temporalmente el proceso hasta que se resuelva la investigación penal en curso.

El caso sigue generando atención a nivel internacional, especialmente en los países donde el suicidio asistido también es legal, y plantea interrogantes éticos y legales sobre los límites del uso de tecnología avanzada en la muerte asistida.

Exit ha señalado que sus abogados en Suiza consideran que el uso del dispositivo es legal.