En medio de la sede legislativa, el Senado mexicano se convirtió en el escenario de un polémico acto ritualístico que ha indignado a gran parte de la sociedad. La realización de un sacrificio de gallina como ofrenda al dios prehispánico Tlaloc, organizado por el senador Adolfo Gómez, ha desencadenado una ola de críticas y rechazo por parte de diversos sectores, incluyendo grupos defensores de los derechos de los animales.

La controversia no tardó en surgir luego de que se difundieran imágenes del ritual en las redes sociales del Senado, mostrando el momento en que la gallina fue sacrificada y su sangre ofrecida como ofrenda. Ante el repudio generalizado, la mesa directiva del Senado, controlada por el oficialismo, se desligó de los hechos y anunció medidas disciplinarias contra el senador responsable, mientras que grupos defensores de los animales han denunciado la violación de las leyes que prohíben el maltrato y sacrificio de animales en la Ciudad de México.

Un video compartido por la periodista Leticia Robles se muestra como un grupo de personas realizan un ritual con el ave, que implica cortarle el cuello y recolectar su sangre en un recipiente. El contenido fue eliminado de YouTube por violar las políticas de la plataforma al mostrar maltrato animal.

Este acto ceremonial se relaciona con “La Ofrenda por el Día de la Lluvia (Tláloc)”, según informaron medios locales mexicanos. Gómez, quien se identifica con una comunidad originaria, se amparó en el segundo artículo de la Constitución mexicana que reconoce a los pueblos nativos y regula sus usos y costumbres.

La senadora emecista aclaró que la ley en la capital del país prohíbe estas prácticas pero el Senado se rige por la ley Federal, misma que tiene congelada la Ley de Bienestar Animal.

“… La ley de la Ciudad de México en el Código Penal y en la Ley de Bienestar Animal prohíbe este tipo de prácticas cualquiera que esté en contra del bienestar de los animales, sin embargo en el Senado no aplica la ley de la Ciudad porque es un recinto federal y adivinen qué, a nivel federal está congelada en la Cámara de Diputados la Ley de Bienestar Animal porque Morena y su mayoría no la ha querido sacar…” Laura Ballesteros | Senadora de Movimiento Ciudadano.

En medio de la polémica, expertos en cultura indígena como el antropólogo Marco Matías Alonso han defendido la práctica del ritual, argumentando que se ha sacado de contexto y que forma parte de las tradiciones de los pueblos originarios. Sin embargo, otros expertos advierten que el Senado no es el espacio adecuado para llevar a cabo este tipo de ceremonias, instando a los legisladores a centrarse en temas prioritarios como el cambio climático y la crisis ambiental que afecta al país.

La conexión entre el partido oficialista Morena y prácticas paganas ha sido destacada por líderes religiosos y analistas, quienes expresan preocupación por la presunta asociación del partido con la brujería. El líder evangélico Aarón Lara ha señalado varios incidentes que involucran a miembros de Morena en actos relacionados con la brujería, lo que ha avivado aún más la controversia en torno al sacrificio en el Senado y su contexto político y religioso.

En medio de la controversia suscitada por el reciente incidente en el Senado mexicano, es crucial reflexionar sobre la importancia de respetar los espacios públicos como instituciones legislativas y el papel fundamental de los legisladores en la promoción de valores éticos y el respeto por los derechos de los animales.

Es imperativo que los senadores actúen con responsabilidad y ética, manteniendo un alejamiento total de prácticas paganas o consultas a la brujería dentro del ámbito legislativo. La introducción de rituales o creencias que no corresponden al ejercicio de la función pública solo desvirtúa el propósito del Senado y socava la confianza de la ciudadanía en sus representantes.

Asimismo, es esencial recordar la importancia de proteger y respetar a los animales, evitando cualquier forma de maltrato o sacrificio injustificado. Los legisladores tienen la responsabilidad de promover leyes y políticas que garanticen el bienestar animal y prohíban prácticas que causen su sufrimiento.

En este sentido, es fundamental estar alerta y vigilantes ante cualquier intento de introducir prácticas inapropiadas en espacios públicos, como el Senado, y exigir que se mantengan como lugares de debate y legislación centrados en el interés público y el bien común. El respeto a la diversidad cultural no debe ser pretexto para desviarse del camino de la ética y el respeto por los derechos humanos y animales.