Con la llegada de las vacaciones de invierno, muchos ya están soñando con viajar a destinos como Bariloche, preparando tapados y ropa de abrigo para esquiar. La nieve, con su belleza natural, nos ofrece paisajes sublimes y momentos inolvidables. Pero, ¿qué ocurre con aquellos que no pueden viajar ni acceder a estos paisajes? ¿Qué pasa cuando la nieve no es postal, sino realidad cruda en la puerta de casa?

Este invierno, la nieve sorprendió a localidades bonaerenses como Pilar, José C. Paz y Escobar, donde vecinos vieron caer copos por primera vez en décadas. Para algunos fue un momento mágico; para otros, una señal de alerta. Porque cuando la nieve llega sin abrigo, sin techo, sin contención, duele.

En ciudades como Zárate, Campana y Bahía Blanca, las lluvias torrenciales dejaron a muchas familias en situación de emergencia. Aún hoy, mientras el frío arrecia, hay hogares sin techo, sin frazadas, sin estufas. La ola polar que atraviesa la provincia no distingue entre quienes pueden disfrutarla y quienes apenas sobreviven.

Pero en medio del frío, la solidaridad se enciende como un fuego necesario. En Pinamar, hay manos tendidas que invitan a sumarse a una causa urgente: abrigar al que más lo necesita.

Mix Magazine, a través de su campaña Abrazo de abrigo, está recibiendo donaciones de frazadas, camperas, ropa térmica y calzado de invierno. Podés acercar tu colaboración de lunes a viernes, de 10 a 12 hs, en su sede ubicada en Corvina y Júpiter, Pinamar. También podés comunicarte al +54 9 2254 41-3939  para coordinar entregas. 

Por otro lado, la Iglesia Emanuel del MCYM (con más de 36 años de servicio en la ciudad), a través de su servicio de ropero comunitario, también está recibiendo donaciones. La iglesia está ubicado en De la Trucha 1817, Pinamar, y su responsable, Graciela Oviedo, puede ser contactada al +54 9 2267 47-4461 para consultas o coordinación de entregas.

Este invierno, que la nieve no sea solo para unos pocos. Que no sea símbolo de exclusión, sino de encuentro. Que el abrigo no sea un privilegio, sino un derecho. Porque la nieve puede ser belleza, sí, pero solo si entre todos evitamos que duela.

Revisá tu placard. Buscá esa campera que ya no usás, esa frazada que quedó guardada. Y acercate. Porque un gesto tuyo puede ser el calor que otro necesita.