En la tarde del 27 de octubre, unos 2,1 millones de cristianos se reunieron en un culto conjunto en Seúl (Corea del sur) para “unirse por el arrepentimiento, el renacimiento y la restauración de la santidad en nuestra sociedad”. Según los organizadores, se calcula que poco más de un millón de personas acudieron al lugar a pesar del mal tiempo, mientras que otro millón lo hizo por Internet. El culto conjunto, sin precedentes, reunió a iglesias coreanas de todas las confesiones, que reafirmaron el matrimonio y la familia tradicionales y oraron por su nación.
El detonante inicial del acto fue una ley antidiscriminación que los líderes cristianos coreanos temen que allane el camino al matrimonio homosexual y, en última instancia, abra el país a la ideología transgénero, que perjudicaría a las familias y restringiría la libertad de las iglesias para vivir su fe. Señalan a países occidentales, como el Reino Unido y Canadá, como señales de advertencia de lo que puede estar por venir a menos que los creyentes se levanten en este momento.
“A través de este culto que ofrecemos hoy en espíritu y verdad, espero que las familias y las iglesias vivan y que la iglesia coreana y la iglesia mundial experimenten un nuevo avivamiento”, dijo a los asistentes el reverendo Jung-Hyun Oh, pastor principal de la iglesia de Sarang, según informa Christian Daily Korea.
Tres sermones predicados durante la tarde destacaron la importancia de que la Iglesia no permanezca en silencio, para poder salvaguardar a las familias y los niños, y un pastor oró a Dios: “Por favor, acepta nuestro arrepentimiento y protege a nuestras familias”.
En el acto también intervinieron oradores del Reino Unido y Alemania, que instaron a los cristianos coreanos a no seguir el mismo camino de lo que han visto en sus propios países y, en su lugar, ser un faro para las iglesias de todo el mundo y hacer brillar la luz de la verdad de Dios.
“¿Quién iba a pensar que Gran Bretaña se olvidaría de Dios? Pero así ha sido”, afirmó Andrea Williams, abogada de la Academia Wilberforce del Reino Unido. “Han eliminado a Jesucristo de la vida pública. La gente no sabe quién es Jesús. Han legislado el derecho a matar a los no nacidos, el matrimonio homosexual. Se encarcela a los predicadores callejeros y se castiga a quienes reparten Biblias u oran en el trabajo. Mientras todo esto ha sucedido, las iglesias de Gran Bretaña han estado dormidas”.
Como expresión de su unidad y compromiso, las iglesias que participaron en el acto emitieron una declaración conjunta “para renovar a la República de Corea”.
La declaración destaca la actual crisis de valores y expresa el arrepentimiento de las iglesias por no haber cumplido su papel hasta ahora. Entre otras cosas, la declaración afirma la protección de la familia, el derecho de todos a la “libertad de religión, palabra, pensamiento y expresión”, y el papel de la iglesia como sal y luz en la sociedad. Concluye pidiendo al gobierno, al Tribunal Constitucional, a la Asamblea Nacional y al Ministerio de Educación que se abstengan de promulgar leyes que permitan el matrimonio gay o promuevan la homosexualidad y la ideología de género a través de los libros de texto en las escuelas.
Al concluir el acto, el comité organizador declaró: “Los reunidos se comprometieron a cumplir la función social de la Iglesia y reafirmaron su solidaridad como comunidad de fe. Este servicio quedará como un momento importante para que la Iglesia coreana reflexione sobre su responsabilidad social y la esencia de la fe, y como un hito que sugiere la dirección y el papel que debe tomar la Iglesia”.
Un día para sensibilizar a la sociedad y unir a la Iglesia coreana
En una entrevista exclusiva con Christian Daily International en vísperas del evento, el presidente del comité organizador, el reverendo Hyun-bo So, pastor principal de la iglesia Segero de Busan, explicó qué les motivó a movilizar a las iglesias para el evento.
“No odiamos a los homosexuales. No intentamos decirles lo que tienen que hacer y lo que no”, subrayó. “Pero si estas leyes relativas al matrimonio homosexual se aprueban en Corea, entonces la Iglesia cristiana no podrá defender aquello en lo que cree, y no podrá decir las cosas que quiere decir”.
Señaló el caso de Canadá y otros países en los que han salido a la luz historias de menores a los que se ha hecho creer que son transexuales y a los que se ha sometido a procedimientos médicos sin permitir que los padres participen en la conversación.
“A veces se da el caso de que un niño de 13 años quiere cambiar de sexo, pero los padres no pueden decir nada al respecto. Los alumnos reciben inyecciones de hormonas a través de la escuela y los padres no participan en el proceso”, dijo, añadiendo que las iglesias coreanas se oponen a excluir a los padres de la vida y la educación de sus hijos.
También lamenta cómo los menores son jóvenes e ingenuos y pueden ser fácilmente engañados sobre los riesgos y las consecuencias de por vida de estos tratamientos. En concreto, señala un caso “en el que una niña de 13 años se sometió a un cambio de sexo y pensó que le volvería a crecer el pecho”.
'...si estas leyes relativas al matrimonio homosexual se aprueban en Corea, entonces la Iglesia cristiana no podrá defender aquello en lo que cree, y no podrá decir las cosas que quiere decir” - Hyun-bo So
Cuando se le pidió que explicara con más detalle la actual evolución legal, el Rev. Son explicó que “el 18 de julio fue un día particular en los tribunales coreanos porque aceptaron que una pareja gay pueda tener prestaciones del seguro médico. Desde un punto de vista internacional, después de que se aprueba una ley así o después de que se ve tal aceptación en los tribunales, suelen pasar unos dos años hasta que se legaliza el matrimonio gay”.
Dijo que veía el acto como una oportunidad para que la Iglesia cristiana concienciara a la sociedad en general sobre el daño que la aprobación de estas leyes supondrá para Corea. Dijo estar convencido de que más del 90% de la gente estaría en contra de que los niños de nueve o diez años reciban hormonas para una transición de género. Pero un problema importante es que “la gente normal no conoce la profundidad de lo que la ley está pidiendo”.
Esperaba que el acto fuera “una buena oportunidad para que las iglesias se reúnan, oren juntas y debatan juntas sobre cómo ayudar a los homosexuales”, incluidos los que luchan en las iglesias contra la atracción hacia el mismo sexo.
Señalando los retos que se plantean dentro de la Iglesia coreana, el Rev. Son dijo también: “Creo que este evento será un momento muy bueno para que todos se reúnan y se unan”.
Este artículo fue publicado originalmente en Christian Daily International, versión en inglés de Diario Cristiano